jueves, 5 de junio de 2014



Uno de cada tres españoles tolera el maltrato psicológico


El 92% de los españoles considera inaceptable la violencia de género en la pareja. Pero cuando se les pregunta qué identifican como violencia de género, el 36% se refieren exclusivamente a la violencia física o sexual y se muestran tolerantes con otros comportamientos de maltrato como las amenazas verbales, el control de los horarios o la forma de vestir, los celos desmedidos o la desvalorización permanente de la pareja. Es la conclusión más preocupante de un estudio encargado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad para analizar cómo se percibe la violencia de género en España y qué estereotipos perviven sobre agresores y víctimas.

Gerardo Meil, catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid y director del estudio, advierte de que "aunque España ha avanzado mucho en el rechazo a la violencia física o sexual, no todo el mundo tiene claro qué es la violencia de género". "Hay que hacer pedagogía, incidir en que otras formas de maltrato más sutiles son también violencia de género y no deben ser toleradas", ha subrayado en la presentación del informe. La forma de maltrato menos identificada es la que los expertos denominan violencia de control (de horarios, de forma de vestir, de amistades, etc..), tolerada por el 32% de los hombres y el 29% de la mujeres, seguida de la desvalorización (10% y 8%, respectivamente) y las amenazas verbales (7% y 6%).
La secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Susana Camarero, ha alertado de muchos de estos patrones de conducta se repiten entre los más jóvenes, según reflejó un estudio oficial presentado el pasado noviembre. Por ello, Camarero ha avanzado que la próxima campaña de sensibilización contra la violencia de género va a estar dirigida a los adolescentes para que puedan detectar las primeras señales de maltrato.

miércoles, 4 de junio de 2014



Excluir de la sanidad a los inmigrantes en situación irregular es contrario al derecho europeo


El Comité Europeo de Derechos Sociales considera regresiva la legislación que deniega la atención a los inmigrantes en situación irregular y advierte al gobierno español que la crisis económica no puede servir como pretexto para restringir o denegar el acceso a la sanidad a este colectivo.
El Comité que supervisa la Carta Europea de Derechos Sociales ha publicado las Conclusiones de la revisión periódica de los informes nacionales de los países miembros del Consejo de Europa, respecto al nivel de cumplimiento de los estados sobre el derecho a la salud y a la protección social. 

La evaluación del Comité sobre la situación del derecho a la salud en España destaca que el Real Decreto-Ley 16/2012 y el Real Decreto 1192/12 son contrarios al artículo 11 de la Carta Social Europea, de la cual España es Estado parte. 

Asimismo, le ha recordado al gobierno español que “los estados tienen obligaciones positivas respecto al acceso a la sanidad de las personas migrantes con independencia de su estatus administrativo.”

El Artículo 11 de la Carta Europea  obliga a asegurar el acceso universal a la salud, es decir que el sistema de salud sea accesible a toda la población sin discriminación alguna. 


El Comité advierte que si España mantiene el RDL 16/2012 y el RD 1192/12, no habrá forma de mostrar, en la próxima revisión del informe estatal, que la situación del derecho a la salud se ajusta a las disposiciones de la Carta Social Europea. 


Desde que se aprobó la reforma sanitaria han sido varios los mecanismos internacionales de protección de derechos humanos que han subrayado que ésta contraviene los estándares internacionales en materia de derechos humanos y han solicitado a España la modificación del RDL 16 para garantizar el acceso a la sanidad para todas las personas sin discriminación. 

Cualquier medida que pueda impedir la realización progresiva de los derechos económicos, sociales y culturales ha de ser temporal y limitada al periodo de crisis; debe ser estrictamente necesaria y proporcionada; la medida no puede ser discriminatoria y debe tomar en cuenta todas las alternativas posibles, entre ellas, medidas de política fiscal, para garantizar las prestaciones necesarias para paliar las desigualdades que pueden surgir en tiempos de crisis.

Finalmente, las medidas deben identificar y proteger el contenido mínimo esencial de los derechos consagrados en dicho Pacto.




Personas sin hogar, la gran emergencia olvidada


La situación de crisis económica, el importante problema derivado de los desahucios y la fragilidad cada vez mayor de las redes familiares y sociales, está colocando a un porcentaje importante de personas en el umbral de la exclusión más extrema.

A pesar de su cercanía física, la realidad de las personas sin hogar sigue siendo una de las más desconocidas por la ciudadanía y los agentes sociales (medios de comunicación, empresas, otras ONG, etc.), lo que facilita que se perpetúe el estigma, los falsos mitos y los prejuicios que han acompañado la imagen que en ocasiones tenemos de estas personas. El fenómeno de las personas sin hogar está aumentando cuantitativa y cualitativamente en los últimos años de crisis social y económica. En este momento de recorte de redes de apoyo y de un cierto olvido de las personas que están peor.
Es difícil saber cuántas personas sin hogar hay en España, los datos del Instituto Nacional de Estadística apuntan unas 23.000 personas atendidas en centros de acogida. Sin embargo, esta cifra es mucho mayor ya que deja fuera todas las personas que no acuden a los centros (alojamiento y manutención), que son muchas.
Las políticas de las distintas administraciones para abordar el fenómeno son disgregadas, dispersas y, en general, no están siendo capaces de frenar el aumento de este problema. Además, muchos de los recursos dirigidos a estas personas no cumplen los mínimos estándares de atención.

¿Cómo llega una persona a encontrarse sin hogar? 
En las grandes ciudades, para muchos ciudadanos las personas sin hogar son invisibles, se han convertido en parte del “paisaje urbano”. Éstas personas acumulan una serie de problemáticas encadenadas que les convierte en el colectivo más gravemente afectado por la exclusión social. Para entender esta situación es necesaria una doble mirada.
Por una parte, el que haya personas viviendo en la calle no deja de ser el reflejo de un fracaso colectivo como sociedad. Una sociedad que no es capaz de erradicar los factores que generan exclusión social (desigualdad de oportunidades, sistemas de protección deficientes, barreras de acceso a recursos, etc.) y que mantiene el estigma y la discriminación hacia determinadas personas. El desconocimiento y los tópicos y prejuicios, están muy arraigados, y generan culpa, vergüenza o aislamiento en las personas sin hogar que lo padecen, además de hacerlas más vulnerables a sufrir situaciones de discriminación y violencia. El 51% de las personas sin hogar han sido víctima de algún delito o agresión, siendo los más frecuentes los insultos, amenazas, robos y agresiones. En España muere una persona sin hogar en la calle, cada 5 días (Informe del Centro de Acogida Assis. Barcelona).

Por otra parte, además de los factores sociales hay una realidad personal en la que influyen diferentes elementos de vulnerabilidad que, en muchas ocasiones, se dan al mismo tiempo: la falta de una red familiar y social de apoyo, padecer una enfermedad crónica o una enfermedad mental, tener una discapacidad, el abuso y adicción al alcohol o sustancias, la falta de ingresos económicos y de vivienda, etc. Por poner ofrecer algunos datos ilustrativos, y en función de los datos que ofrece el INE, el 30% padece una enfermedad crónica; el 15.5% tiene una discapacidad reconocida; el 16,6% una enfermedad mental y su acceso a los sistemas de salud es muy precario el 19,8% no dispone de tarjeta sanitaria.


Mujeres en la India


El mes pasado el Tribunal Supremo de India aceptó a los transexuales como tercer género, distinto al masculino y al femenino. Es más, la ONU les felicitó por ello. Los jueces encargados de dictar sentencia afirmaron que los transexuales también son ciudadanos de ese país y que se trataba de una cuestión de derechos humanos.
Sin embargo, las mujeres siguen siendo víctimas de oprobio, humillaciones y agresiones sexuales que siguen sin ser castigadas por la ley. De nada sirve una reforma legislativa si no se aplican las nuevas leyes. Los derechos humanos de las mujeres son violados constantemente. Sufren la violencia en el ámbito doméstico, sexual, por discriminación de casta, o a través de los crímenes de honor. Y la impunidad es la norma.
Lo peor de todo es que la ausencia de soluciones, de protección estatal y las elevadas tasas de exclusión y marginalización social, hacen que las mujeres acepten situaciones insufribles como parte de su cotidianidad. Otra vez y por desgracia, dos niñas han sido violadas en grupo y ahorcadas ante la pasividad de la policía, que ignoró a sus familiares cuando denunciaron su desaparición.


Cinco millones de personas sufren exclusión social extrema en España


Cinco millones de españoles se encuentran en situación de exclusión social extrema en España. El dato, que casi duplica el de hace seis años, lo ha ofrecido Cáritas, que también ha reclamado la puesta en marcha de un sistema de ingresos mínimos para los hogares (al menos 500.000) que no cuentan con ningún tipo de renta.
Esta situación de marginación se puede dar en distintos grados. El más extremo es aquel en el que confluyen distintos factores que tienen que ver tanto con la pobreza económica, como con los de falta de acceso a derechos sociales (educativos, laborales, de vivienda o sanitarios) y con una situación de debilidad en las relaciones sociales (malos tratos, aislamiento).
Cuando estas circunstancias se suman, se considera que alguien sufre de exclusión severa. En esta situación se encuentran 1,5 millones de hogares, según los cálculos del estudio, lo que equivale a cinco millones de personas. Es una cantidad de afectados un 86% superior que la registrada en el año 2007, fecha que se puede considerar como el preludio de la crisis.

Hogares sin medios
El estudio destaca que el porcentaje de hogares sin ingresos, según la Encuesta de Población Activa, ha crecido del 2% al 4% en el último trimestre de 2013, por lo que el número de hogares en esa situación ha pasado desde unos 300.000 a mediados de 2007 a casi 700.000 a finales de 2013.
“En el mejor de los casos, teniendo en cuenta que hay 200.000 familias acogidas a un programa de renta mínima, habría 500.000 hogares sin ningún tipo de medios”, apunta Francisco Lorenzo, coordinador del equipo de estudios de Cáritas y de Foessa. Por ello, reclamó la puesta en marcha de algún tipo de cobertura que permita asistir a estas personas.
"Llevamos tiempo tratando de que se habilite un sistema de garantías mínimas, hay 500.000 hogares sin ingresos. Acabar con esa situación cuesta 2.600 millones de euros, es un precio claramente inferior a lo que se está hablando que costaría el rescate de las autopistas y hablaríamos de acabar con la pobreza severa, un objetivo claramente es asumible", ha asegurado Lorenzo.
El informe considera que es el momento de acordar “un pacto contra la pobreza” en España. “Los objetivos macroeconómicos deben ser secundarios frente al rescate de las personas”, concluye.

miércoles, 28 de mayo de 2014



PROGRAMA DAPHNE


  • Descripción:

Contribuirá a proteger a los niños, los jóvenes y las mujeres de todas las formas de violencia y alcanzar un elevado nivel de protección de la salud. Los servicios formales de ayuda implican a profesionales especializados que siguen protocolos consensuados para actuar en los diversos casos, bienestar y cohesión social.

  • Usuarios:
Niños, jóvenes y mujeres que sean víctimas de la violencia o que estén en peligro de convertirse en víctimas de actos de violencia.

  • Participación en el programa:


El acceso al programa estará abierto a organizaciones e instituciones públicas o privadas que se ocupen de actividades relacionadas con la prevención y lucha contra la violencia ejercida sobre niños, jóvenes y mujeres, la protección frente a ella, el apoyo a las víctimas, la ejecución de acciones específicas para promover el rechazo de tal violencia, o la promoción de cambios de actitud y comportamiento para con los grupos vulnerables y las víctimas de la violencia.


  • Proyecto del programa Daphne:


Asesoramiento a adultos sobre ayudas para niños víctimas de abusos sexuales

Consta de un vídeo de dibujos animados titulado “Beyond belief“ y un folleto con una guía de recursos para los padres. El folleto pretendía ser una herramienta de uso general para profesionales, profesores,voluntarios y servicios involucrados en este tema. 

La primera fase del proyecto consistió en llevar a cabo estudios y consultas sobre los contenidos.

La historia que relata el vídeo se basa en los conocimientos y las experiencias de los diferentes socios locales, nacionales y europeos (Austria, Alemania e Italia) y un grupo de padres de niños víctimas de abusos sexuales. Se entrevistó a padres y cuidadores de niños que habían sufrido abusos y se recogieron opiniones útiles de las fuerzas policiales, los servicios sociales y de salud.

En una segunda fase se alcanzó un acuerdo sobre los contenidos, el diseño y la producción del vídeo de dibujos animados.

La película demuestra que, con fuerza e ingenio, los padres pueden encontrar
diferentes maneras de apoyar a sus hijos. También, subraya que los niños pueden sobrellevar esa experiencia siempre que se sientan queridos y apoyados, lo que les ayudará a entender que no tienen ningún tipo de culpa en lo ocurrido. 

jueves, 22 de mayo de 2014









La homofobia persiste entre los jóvenes españoles



El 77,4% de la juventud ha escuchado insultos homófobos y un 18,2% ha presenciado golpes y empujones a los homosexuales, según un estudio presentado en el Instituto de la Juventud (Injuve) y realizado por el CIS (archivo de descarga) sobre las opiniones y actitudes que tiene la juventud española ante los adolescentes y jóvenes gays, lesbianas, transexuales y bisexuales.
El informe refleja que en el entorno juvenil persisten rasgos "muy evidentes" de homofobia y discriminación en diferentes formas, desde la hostilidad estructural a la violencia física.
Sin embargo, también destaca que un 86,4% cree que debería poder hablarse con naturalidad sobre la diversidad sexual.
Así, el director general del Injuve, Gabriel Alconchel, señaló que el estudio muestra que "hay mayor aceptación pero siguen apareciendo datos preocupantes" y apuntó que "miles de jóvenes siguen sufriendo discriminación sexual en el ámbito educativo". Además, ha recordado que con este informe "tratan de dar un paso más y de aproximarse a que percepciones se tienen y que imágenes y estereotipos son los que imperan en la actualidad".
"Los avances alcanzados durante los últimos años en España nos han convertido en un referente internacional en ampliación de libertades civiles y derechos sociales", ha subrayado. A su juicio, la juventud ha ejercido de educadores de sus padres a la hora de abrir mentalidades y propiciar mayor tolerancia y respeto a la diversidad sexual.
Por su parte, el presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), Antonio Poveda, señaló que "los datos son similares a los que conocían". Además, añadió que "se percibe un avance en el apoyo a los transexuales", ya que, según ha indicado, "el 74% acepta las operaciones de reasignación sexual".
El "rechazo" a los homosexuales proviene principalmente de varones heterosexuales, incluso los de las mismas familias 
Igualmente, afirmó que "resulta urgente comprender y actuar sobre esta problemática, reaccionar ante ella desde las instituciones educativas y los centros de enseñanza y comprometerse en educar a los jóvenes en el respeto, el rechazo a la discriminación y en la vivencia positiva de la diversidad sexual, tanto desde las familias como en las aulas o en la vida social en general". Poveda recordó la "importancia de visibilizar la diversidad familiar", así como que los jóvenes "vivan una escuela sin armarios".
Los datos reflejan un retrato del joven homosexual o bisexual como alguien que se ha visto forzado en "incontables" ocasiones al ocultamiento. Además, ponen de manifiesto que el "rechazo" proviene principalmente de varones heterosexuales, incluso los de las mismas familias.

Las chicas, más tolerantes

Por otro lado, según el informe la población joven que se reconoce como LGTB (lesbiana, gay, transexual o bisexual) es de un 6%, lo que corresponde a 540.000 jóvenes en España y unos 180.000 adolescentes LGB en enseñanza secundaria. Además, un 54,6% reconoce tener amigos gays, un 81,7% acepta relaciones entre varones y un 84,1% relaciones entre mujeres. En este sentido, el estudio pone de manifiesto que existen "diferencias muy marcadas" entre chicos y chicas a la hora de mostrar respeto y tolerancia ante las personas LGTB.
Finalmente, el estudio recoge que dentro de las familias "no existe apenas diálogo" sobre la cuestión de la diversidad sexual.
En esa línea, los jóvenes tienden a asociar a sus padres posiciones de rechazo e intolerancia; un 22 por ciento cree que el padre aceptaría totalmente a un hijo gay y un 47,9 cree que la madre lo haría.

EL VALOR DE LA VIDA

Testimonios de Inmigrantes:

Kenjo, de 38 años, pasó las últimas horas de la noche del 3 de diciembre de 2006 escondido en un gran contenedor de basura junto, con otros inmigrantes cameruneses, en Mariguari, casi pegado a la valla de Melilla. “Llovía a cántaros”, recuerda en una cafetería de un pueblo de Valencia donde reside desde hace más de seis años. Soldador de profesión, no tiene papeles y sobre él recae una orden de expulsión de España. Por eso insiste en que no se publique su nombre.

Era la cuarta vez que iba a intentar entrar irregularmente en la ciudad de sus sueños. En julio de ese año lo había incluso conseguido sin grandes esfuerzos físicos. “Algunos de los agentes marroquíes [del cuerpo para militar de las Fuerzas Auxiliares] que acampan pegados a la verja han escarbado túneles de menos de diez metros que desembocan en Melilla para poder hacer sus trapicheos o para dejar entrar a inmigrantes mediante pago”, prosigue Kenjo.

“Pese a que tenía la entrada tapada localizamos un túnel y cuando los agentes dormían nos introducimos en él, pero una vez en Melilla la Guardia Civil nos cazó y nos expulsó a través de una portezuela en la valla” no sin antes preguntar por dónde habían atravesado. “No se lo dijimos porque quién sabía entonces si no volveríamos a utilizar ese túnel”. El relato de Kenjo confirma, como el de otros muchos subsaharianos, que la Guardia Civil echa manu militari de Melilla a inmigrantes incumpliendo la ley de extranjería que estipula que deben ser llevados a la comisaría más cercana.
Diluviaba tanto aquella madrugada de diciembre que a las cinco Kenjo optó por quitarse las deportivas, “porque empapadas de agua y barro pesaban mucho”, y también parte de su ropa mojada para trepar así por la valla con más agilidad en compañía de tres compatriotas. “Nada más empezar a subir ya nos hirieron las cuchillas”, rememora. “Pero los cortes más profundos me los hice arriba en el abdomen y las manos”, asegura.
“Gracias a Dios logré caer del lado español”, recuerda. Fue trasladado al Hospital Comarcal de Melilla donde le curaron y le cosieron. Tardaron “doce horas, desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde”. “Aun hoy en día me avergüenzo de ponerme en bañador en una playa”, afirma mientras muestra las cicatrices en brazos y piernas.
José Palazón, responsable de la ONG melillense Prodein, que le conoció durante una visita al hospital, le encontró en la cama “todo vendado, piernas, brazos y manos y abdomen”. Al haber trepado semidesnudo fue más vulnerable a las cuchillas. Aunque sea pleno verano los subsaharianos trataban entonces de escalar con varias capas de ropa para protegerse algo de las cuchillas.
“Las cuchillas de la verja desgarran hasta los guantes industriales”
Los cortes de Kenjo eran “impresionantes”, según Palazón, pero no fue el peor parado. Sambo Sadiako, un senegalés, quedó enganchado en lo alto de la valla de Ceuta una noche ventosa de 2009 y “murió desangrado por la fuerza de un viento que golpeó su cuerpo contra una de esas alambradas” salpicadas de cuchillas, escribióCarmen Echarrí, directora del periódico El Faro de Ceuta.
Kenjo no solo tenía incisiones. Tenía una bala o un perdigón “alojado justo encima del tobillo”, asegura. Ante el grupo compacto de subsaharianos que, de sopetón, corre hacia la valla los militares y antidisturbios que la custodian del lado marroquí optan primero por apartarse, pero cuando empiezan a trepar les golpean, les tiran piedras y hasta les han disparado con escopetas de postas y de perdigones.
“¡He extraído tantas postas de las piernas, las nalgas y las espaldas; he cosido tantas heridas de las cuchillas!”, recuerda con una sonrisa amarga Bertín Makoumson, camerunés de 44 años, que vivió nueve meses en el monte Gurugú, que domina Melilla, con los ojos puestos en la ciudad que estaba a sus pies. Las concertinas, como llama el Ministerio del Interior a las cuchillas, “cortan hasta los guantes industriales que algún compatriota consiguió en una obra y se puso para saltar”, sostiene. “Nunca he visto una amputación, pero los cortes en los tendones de la mano, que no podíamos operar, sí dejaron a algunos discapacitados”, rememora.
Makoumson, que reside legalmente en Bilbao donde trabaja para una agencia de publicidad, estudió biología en Nigeria y trabajó incluso en un laboratorio. “Hablo francés e inglés y era lo más parecido que había allí a un médico; por eso hice de enfermero en el monte, primero con medicamentos caducados que sacábamos de la basura y después con los que nos proporcionaba la ONG Médicos Sin Fronteras”, relata paseando por la capital guipuzcoana.
“Cada vez que los chavales se marchaban rumbo a Melilla, los que no lograban saltar volvían todos heridos”, prosigue Makoumson. “La mayoría de los traumatismos los causaba la alambrada y, en segundo lugar, los golpes que propinaban las fuerzas de seguridad marroquíes”, añade. “Se ensañaban sobre todo con las articulaciones para que los inmigrantes para quitarles las ganas de volver a escalar la verja durante meses”.
Sambo se desangró al golpear el viento su cuerpo contra la alambrada
Makoumson nunca logró cruzar a Melilla –acabó llegando a nado a Ceuta en 2007- pero tampoco se hirió en la valla. “Desarrollé una técnica”, explica. “Las cuchillas de la parte inferior se sorteaban con escaleras de madera fabricadas en el monte y las de arriba yendo despacio; cogiendo el alambre pero evitando las hojas y, una vez del lado español, dejándose caer de frente a la verja con las manos agarradas al enrejado hasta que no diera más de sí”.
El alambre entremezclado con hojas cortantes fue instalado en el otoño de 2005 por el Ministerio del Interior junto con sirgas de acero, mallas metálicas y un sistema de dispersión de líquidos urticantes que nunca fue empleado. Ceuta y más aún Melilla habían padecido ese año una presión migratoria sin precedentes -5.551 inmigrantes lograron entrar- a la que el Gobierno socialista reaccionó colocando cuchillas al pie de la valla, del lado marroquí, y en lo alto. A la vista de las heridas que causaban Interior decidió retirarlas a principios de 2007, pero solo de la parte superior de la verja melillense. En Ceuta se mantuvieron.
La multiplicación de los asaltos a la valla de Melilla en 2012 –con 2.186 entradas irregulares- y en lo que va de año ha incitado al titular de Interior, Jorge Fernández Díaz, a volver a colocarlas en los tres kilómetros más calientes del perímetro fronterizo sobre un total de doce. Sostiene el ministro que “no son agresivas”, que solo causan heridas “superficiales” pero que son “disuasorias”. ¿Lo son? “Para nada, con o sin ellas los africanos lo seguirán intentando”, contestan al unísono Kenjo y Makoumson desde su lugares de residencia. Makoumson se declara satisfecho por la vida que lleva en España. Kenjo, en cambio, está desilusionado, pero no se arrepiente de haber emigrado.